El sábado nos acercamos hasta la localidad (yo diría aldea) de Vidrieros para hacer la subida al Curavacas por la zona sur. La aproximación es entre árboles pero desde lejos ya se ve el macizo rocoso del Curavacas.
La aproximación es muy corta y enseguida se llega a una pedrera que es un infierno para subir. Son un par de kilometros de pedrera muy pesada para subir, pero muy disfrutona en la bajada.
Tuve un día muy flojo. Ya parece que es la tónica general últimamente. Creo que en esta ocasión fue por una mala alimentación, el viernes no cené nada y el sábado fui con un desayuno de leche y unos pocos cornflakes. Pero sea como fuere las pasé cantas en la subida y le di el día a Txemari que me tuvo que animar constantemente para llegar a la cima. En la foto, una de esas múltiples paradas forzadas.
En el tramo final de la ascensión hay que utilizar un poco las manos en una mínima trepada y enseguida bordeando a través de una senda por la cara norte se llega a la cima del Curavacas.
El domingo ya descartamos la opción del Espigüete por mi flojera física y nos dedicamos a acercarnos al puerto de San Glorio y pegar un vistazo a los montes de alrededores como el Coriscao. Fuimos a Guardo a tomar unas tapas y a Saldaña a comer también unas tapas para finalizar el día.
No hay que olvidar que lo mejor de la montaña es conocer sitios, potear, comer, ... Esa zona de Palencia limítrofe con León y con Cantabria es un sitio que merece la pena visitar con pueblecitos como Saldaña, Guardo, Riaño, etc. Además, las opciones de montaña son muchas con la montaña palentina, la cordillera cantábrica y un poco más lejos los Picos de Europa.
En resumen, el Espigüete para otra salida.
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